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Por una ordenanza que permita dejar las Bicicletas en las zonas comunes de los edificios.

julio 27, 2008

 

 

Bicicleta en un balcón en Madrid.

Colgamos una carta al Director muy interesante publicada en el Diario El Público. Este señor de Madrid refleja un problema muy habitual en Córdoba: los vecinos se oponen a que dejemos las bicicletas en los patios o zonas comunes. Hay muchos bloques en Córdoba en el casco antiguo que tienes que subir la bicicleta por angostas escaleras y en los que resultaría muy cómodo dejar la bici en el patio.

Hay una fobia brutal a que aparquemos las bicis en las zonas comunes. La excusa suele ser que si te lo permito a ti, lo harán ochenta también, cuando realmente hay una o dos  personas en el bloque que usan la bicicleta.

En Alemania o Francia es una cosa habitual dejar las bicicletas en las zonas comunes. En Córdoba la solución sería una ordenanza que obligara a que las bicicletas se pudieran dejar en las zonas comunes de las viviendas.

Evidentemente este trato de favor a la bicicleta, esta discriminación positiva hacia la misma, se basa en el hecho de que su uso en vez del coche o la moto redunda tanto en beneficios individuales como colectivos: menor contaminación sonora y atmosférica.

Bicicletas y balcones.

La distancia que hay entre mi lugar de trabajo y mi casa me supone apenas media hora caminando o diez minutos en bicicleta.

En ese cúmulo de minutos que separan la puerta del Sol de la zona de Moncloa, uno tiene como paisaje urbano decenas de edificios del Madrid antiguo que han sido rehabilitados con un cuidado en las fachadas más que aceptable.
Lástima que muchas de estas tengan bicicletas en los balcones que afean un poco su aspecto.

Vivo en uno de esos edificios de aspecto parisino y que han sido reformados en los últimos años. Recientemente ha habido una junta de vecinos en la que carezco de voto por ser inquilino y no propietario. No obstante, a través de mi casero, solicité que en la junta de vecinos se tratara la posibilidad de poder guardar la bicicleta que tengo en el balcón de mi casa en uno de los dos amplios patios interiores de la comunidad, con el fin de poder hacer un uso frecuente, seguro y fiable de la bicicleta sin tener que subir y bajar tres pisos con ella a cuestas todos los días y, sobre todo, sin afear la tan preciada fachada de uno de los edificios del Madrid antiguo que hacen que la gente eleve la vista para mirarlo.

Pero mi propuesta fue desestimada.

Por lo tanto, se confirma que la ciudad de Madrid, tanto por mentalidad como por legislación, está a la cola de las grandes ciudades españolas y europeas en promover el uso de la bicicleta y los espacios para los peatones, y que tanto en esta cuestión, como en alguna otra cosa, podemos presumir de paletos.

Ignacio Caballero Botica / Madrid

 

 

Bicicletas aparcadas en zonas comunes en Friburgo.